Acabamos de pasar unas semanas revueltas entre los aficionados a la astronomia por el cometa Lovejoy. La verdad es que no fue un «gran» cometa, pero gracias a las nuevas cámaras digitales, telescopios, software, programas de tratamiento de imágenes astronómicas ha dado más juego del que esperaba.
Se me viene a la mente hace ya 18 años, cuando aún estaban las diapos y negativos, el gran cometa Hale-Bopp. Ese sí que fue un espectáculo en mayúsculas, era visible a simple vista incluso desde el centro de grandes poblaciones y si te alejabas un poco a lugares oscuros se podían ver las dos colas de gas gigantescas cruzando el cielo estrellado.
Entonces no disponíamos de las cámaras de hoy en día, pero como muestra la imagen que acompaña estas palabras, con una diapo y pocos segundos de exposición en una noche con Luna y sin ningún procesado de imagen se podían obtener fotos como esta. Probablemente usé una Minolta con objetivo de 50mm diapositiva fuji 400 y pocos segundos de exposición. La imagen no se apiló o procesó. No quiero imaginar las imágenes que se podrían obtener hoy en día de un cometa similar.